Nuestros hij@s y nosotros, somos testigos de cómo día a día la tecnología de los teléfonos inteligentes, tablets y dispositivos móviles ha ido ganando terreno en nuestro entorno gracias al acceso a internet que tenemos en casa, en la escuela y en la calle. Su uso (y abuso) ha traído con ello problemas de seguridad, disciplina familiar y comunicación que demandan la necesidad de establecer reglas para el uso adecuado de éstos en tiempo y forma.
Les hemos otorgado a estos dispositivos un lugar privilegiado en nuestra vida y la de nuestros hij@s; por un lado, divirtiéndonos,
informándonos, y por otro, limitando nuestra atención, nuestra visión y nuestras relaciones con los demás, en el salón, en el auto, en la casa, en la cocina, en el dormitorio. Además, el uso de estos recursos es cada vez más individual, pues cada quien tiene su propio smartphone o tablet y los más pequeños de casa ya piden el suyo.
APANTALLADOS
Así, las pantallas se apoderan de nuestra atención para conectarnos por internet con otros -amigos, familiares y desconocidos a través de redes sociales y mensajería instantánea, principalmente. Este hábito nos brinda ratos de ocio cada vez más largos y con mayor variedad de contenidos. En nuestro país el tiempo promedio que pasa una persona navegando en internet durante el día es en promedio de 5 horas.
Según el más reciente estudio acerca de los hábitos de internautas en México (**), más del 50% de estos usuarios de internet son niños y jóvenes de entre 6 y 24 años. Tan sólo el 33% de éstos lo constituyen los del grupo de 6 a 17 años. Muchos padres desconocen que la red social más famosa del planeta: Facebook, establece una edad mínima de 13 años para sus usuarios.
¿Cuáles han sido tus razones para darle un celular o una tablet a tu hij@? Y ¿Cuáles son tus reglas?
Les hemos entregado artículos de lujo a niños, niñas y jóvenes sin ningún acuerdo, contrato o reglamento familiar previo a su uso, que especifique nuestras expectativas como padres con respecto al uso que le darán a esos aparatos y de cómo se conducirán en su comunicación con otras personas a través de éstos.
REGLAS: de tiempo, de etiqueta, de seguridad.
Para que padres e hij@s estemos contentos y en paz con la tecnología entre nosotros, falta en muchas familias definir acuerdos para el uso de los gadgets de los niños, jóvenes y adultos de casa. Y para ello será necesario comunicarnos desde un genuino interés por saber ¿Cuáles son sus hábitos? ¿Para qué lo usan más? ¿Qué actividades prefieren en línea? ¿Qué redes sociales utilizan? Te sugerimos algunas reflexiones para que armes tu propio reglamento:
1· Horario que le será permitido utilizar su smartphone. Hay chicos que siguen en comunicación durante la madrugada con sus “amigos” recibiendo mensajes o compartiendo contenidos, mientras los padres (ilusos) los creen dormidos. Establece una hora de encendido y otra de apagado, de día y noche. Como cuando se cierra la puerta de casa y todos nos resguardamos para el descanso.
2· Habrá tiempos familiares donde no estén invitados los smartphones, tablets, etc. Dependerá de cada estilo de familia, pero como cada vez son menos los tiempos de comunicación (sin intermediarios electrónicos), es preciso mantener algunos momentos sagrados: la comida, la cena, la reunión familiar.
3· Antes de comprarle un “juguetito electrónico” toma en cuenta la edad de tu hij@ y en qué etapa de desarrollo se encuentra, qué tanta madurez presenta para tomar decisiones que afecten su seguridad o la de la familia. Piensa en sus necesidades, pero también cuídalo de sus caprichos ¿Si las empresas de redes sociales ponen un límite de edad para acceso de sus usuarios, por qué los padres no?
4· No envíes un texto, email o digas nada a través de este aparato que tú no dirías en persona. Hay que enseñar a nuestros hijos a censurarse a sí mismos, no usar esta tecnología para mentir o rebajar a otro ser humano. Recuérdale estar atento a no involucrarse a sí mism@ en conversaciones que son hirientes para otros. Estas serían reglas de etiqueta básicas en el manejo de la información.
5· Apágalo, ponlo en silencio o vibrador, cuando estés hablando con otro ser humano. Todos debemos aprender y recordar cuál es el lugar de las cosas y las personas. Hay lugares para ser discretos: el cine, la iglesia, etc. Eso hablará muy bien de nuestra educación familiar.
6· Los padres debemos saber las contraseñas de los equipos, por seguridad. Somos los dueños de los aparatos, los chicos serían los usuarios, les regalamos el permiso de uso (hasta que tengan la edad adecuada para hacerse cargo de las reparaciones o el reemplazo en caso de pérdida, robo o extravío). Debemos ser sensibles y no invadir la privacidad de los hijos, ni intervenir en sus
conversaciones.
7· Es importante que nunca envíes por internet, datos personales o fotografías que pongan en riesgo tu seguridad o la de tu familia. Debemos enseñar a nuestros hijos a conducirse en línea como en las calles, desconfiando de los extraños y cuidando a su familia y círculo de amigos.
8· No envíes o recibas fotos de tus partes privadas o de las de otros, aunque comience como juego, puede traerte consecuencias muy penosas. Es un riesgo y podría arruinar tu adolescencia/escuela/ vida adulta.
9· Con los valores que aprendo en familia me conduzco en internet. Instruye a tus hijos acerca de los contenidos que existen en internet, como la pornografía, que no eleva su conciencia e inteligencia. Recuérdales que tienen el poder de elegir qué ver y compartir. Y si vieron algo perturbador, pueden platicarlo contigo.
10· Implementa un HOY NO CIRCULA familiar. Deja tu aparato en casa un día. O apágalo. Disfruta de lo que pasa a tu
alrededor sin fotografiarlo o comentarlo por Facebook. Experimenta hablar con los demás cara a cara. Disfruta el tiempo real.
