Moy Contreras Reynoso.
Coach educativo, familiar y empresarial.
Vivimos en una época donde la economía, la empresa, la producción, los resultados a corto plazo son los que están determinando nuevos valores y comportamientos en las personas, formando así una cultura centrada en el alto desempeño.
Las empresas en el mundo que no estén a la vanguardia organizacional, modificando sus estructuras rígidas y dictatoriales y en algunos casos la pasividad y falta de iniciativa, por liderazgos más participativos, están perdiendo competitividad internacional y algunas otras están desapareciendo.
Las sociedades han cambiado, ya no podemos vivir con los estilos con que vivieron nuestros abuelos y ni siquiera nuestros padres, se está pariendo otra época, estamos siendo testigos de los cambios en el comportamiento humano más radicales en los últimos siglos, todo esto propiciado por la tecnología; el conocimiento fluye y vuela por el internet, las culturas se mezclan, la comunica- ción es al instante, sin importar lugar del mundo donde se encuentre la persona, los satisfactores y placeres llegan por doquier, las creencias se están modi- ficando al igual que los valores. No es fácil hacer juicios si es para bien o para mal, es relativo, se pueden ver daños a la ecología, sin duda reprobables, pero también vemos mejores oportunidades de vida para muchas personas, en la salud, en educación, en participación social, entre otras. Sin duda es un parto con mucho dolor, pero hay que hacer el esfuerzo para que el nacimiento que llega sea de mejores condiciones para las mayorías. Antiguamente las grandes instituciones sociales eran las que determinaban los comportamientos de las familias: la iglesia, los gobiernos, los hacendados, los grandes caciques o las grandes empresas, eso ha cambiado también, las instituciones han perdido su fuerza, ya no tienen gran credibilidad para muchos, haciendo que cada persona sea más vulnerable a amplias influencias pero a la vez más libres de decidir qué hacer, qué creer y hasta qué soñar. Existe una institución que debemos cuidar como lo más valioso para la sociedad “La familia”, no sólo por la connotación romántica de estar juntos con mucho cariño, además por el gran valor e indispensable participación que tienen en el desarrollo de la salud men- tal, salud social y estabilidad emocional de toda persona en la sociedad. Es claro ver que una persona que tiene una familia funcional, donde cada miembro tiene y juega su rol con claridad y alegría, tiene menor posibilidad de tener conductas de riesgo. (Drogas, alcoholismo, delincuencia, agresión, entre otras) Si como sociedad hemos modificado los modelos organizacionales para poder ser más competitivos en el mun- do globalizado, es indispensable que hagamos lo mismo con la organización familiar, donde se gestan la mayoría de los comportamientos humanos. Hagamos de la familia un equipo de alto desempeño, capaz de adaptarse a las características del entorno donde se desenvuelve, con flexibilidad y creatividad, pero con reglas claras y exigencia en el cumplimento de los límites, pero con respeto a cada uno de sus miem- bros, sin estilos agresivos e impositivos, sino con liderazgos fuertes por su autoridad, que proviene de autor, no de autoritario.
Una familia de alto desempeño, tiene claridad en la misión, la razón de ser de la familia. Declara cotidianamente sus valores para que a cada uno de los miembros les quede claro la manera de proceder y las reglas con que se va a jugar el juego de la vida. Comunica con asertividad lo que se quiere, desea o considera importante que la familia debe saber. Soluciona de manera clara sin gran conflicto los problemas que surjan en la relación, (imposibles de evitar).
La familia al igual que las grandes organizaciones debe tener una buena planeación estratégica y operativa, clarificando los objetivos y metas como equipo, así como en lo individual, buscando que estén alineadas para no perderse y se sientan fuera de lugar. Cada uno de los miembros de la familia tendrá su propia manera de proceder, según sus características y personalidad, pero hay que cuidar se respeten las políticas o límites que la familia ha determinado para el bien común y el sano desarrollo.
A igual que en las empresas, si no hay indicadores de logro o supervisión de las reglas o estrategias que se determi- naron en familia, es posible que no se lleguen a las metas y exista frustración y se vaya perdiendo gusto por estar o ser miembro, buscando espacios que suplan el placer o los satisfactores que cada uno busque, cambiándose de empresa o de familia (Separaciones, divorcios, engaños, codependencia a los amigos). Mucha rigidez, limita la creatividad, mucha holgura en las reglas se pierde el camino, la clave es llegar a un equilibrio, que de creatividad para buscar opciones y que la persona misma participe en las decisiones y tener un buen nivel de exigencia para que la disciplina pase a ser una de las virtudes más importantes y llegue a ser autodisciplina, promoviendo los equipos autodirigidos, a eso se le llama una familia con alto nivel de participación. Todas las empresas que desean ser exitosas tienen claridad en los presupuestos y los gastos para tener sanas las finanzas, para esto se requiere buena disciplina de todos sus miembros y claridad en políticas financieras. La familia tiene que comportarse de igual manera, la estabilidad económica de la familia es clave para evitar estrés en sus miembros, no sólo en saber gastar, sino saber ganar, presupuestar y controlar los gastos. Aprender a vivir con poco es la línea más directa a la paz económica y de paso a una buena educación en valores, fortaleciendo en ser, más que el tener. Toda empresa al igual que las familias, tienden a desaparecer por problemas económicos.
No es posible tener un equipo de alto desempeño si las personas que la con- forman no se capacitan constantemente, sólo se logran los grandes proyectos con la incorporación de grandes conocimientos y valores en sus miembros. La educación será fundamental para una participación más activa e igualitaria. Según la calidad en la educación será el aumento de las competencias y el logro de los proyectos.
Para conformar una familia de alto desempeño, los líderes, papás, juegan el papel fundamental, si logran conformar un consejo directivo unido, respetuoso de las diferencias, con buena comunicación, con alto nivel de confianza, capaces de tomar decisiones en diálogo, resolviendo conflictos, haciendo discernimiento juntos para encontrar las mejores respuestas para el bien de la familia, además capaces de sacrificar el bien personal para buscar el bien familiar, de seguro la familia tendrá la base para llegar a ser un equipo de alto desempeño.
Los hijos que viven con estas caracte- rísticas se sienten fuertes, saben que son parte de una organización que los quiere y los respeta, que les exige pero que les deja libertad para crear sus propios proyectos. Saben que no hay más opción que la preparación de alto nivel para tener éxito en sus proyectos personales y papá y mamá son los modelos de éxito que pueden imitar. Tienen valores claros y saben sus prioridades desde temprana edad. La alegría, la diversión se convierte en lo cotidiano junto con las disciplina hacen de la familia el mejor lugar para vivir y convivir.
Si las empresas se están modificando para mantenerse al día, qué esperamos para hacer la modificaciones que sean necesarias para cuidar a lo que más queremos, nuestra familia. Seamos coherentes de lo que decimos que es lo más importante. Todo gran proyecto requiere de grandes líderes y de grandes esfuerzos, ese es el papel que juegan los padres de familia.
Una familia de alto desempeño requiere de más trabajo, pero los resultados y los satisfactores no se comparan con nada. No hay mayor placer que darle calidad de vida y buena educación a los seres que uno más quiere.
