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Un Modelo para el Éxito

Posted by Susana on abril 24, 2017
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Dr. Mohanad AH Al Madi
Experto en Psicología Positiva Aplicada
Ciencias de la felicidad.

Tradicionalmente, los campos de la psicología y la psiquiatría se han centrado más en los trastornos mentales y el control de los daños que en la salud mental y la prosperidad humana (Jahoda, 1958; Myers, 2000). Cada vez más se reconoce que la buena vida consiste en la amplificación de la felicidad y el éxito, así como la minimización de la patología y la enfermedad.
También se ha confirmado que el tratamiento y la prevención no se consiguen solo arreglando lo que no funciona y evitando los daños, sino que es más efectivo cultivar las fortalezas y aquello que da vida.

El movimiento de la psicología positiva llegó a agregar otro enfoque apuntando hacia la exploración científica del florecimiento humano (Gable y Haidt, 2005), investiga los mecanismos y factores predictores de la felicidad y la prosperidad humana, y del mismo modo estudia el cómo este conocimiento puede ser comunicado e implementado en los demás como individuos, familias, organizaciones y/o sistemas educativos. Esto posiciona de manera única a las escuelas, universidades y a las familias como campos de acción efectivos, para promover y cultivar el florecimiento humano, ya que generan un impacto sustancial en la vida de los individuos. Este artículo explorará de manera breve el qué, el por qué y el cómo de la ciencia del florecimiento humano.

¿Qué es florecimiento humano?
La investigación científica en cuanto a la “buena vida”, se caracteriza con frecuencia por ser compatible con una de las dos tradiciones filosóficas: el enfoque hedónico y el eudemónica. El hedonismo por un lado, es el pensamiento que se centra en los sentimientos y experiencias positivas (Keyes y Anás, 2009), es asociada con la maximización del placer y la minimización del dolor. Desde esta perspectiva una buena vida es aquella en la que una persona con frecuencia experimenta emociones positivas, y los sentimientos de placer, disfrute y de relajación. El eudemonismo por otro lado, es como una tradición filosófica que señala que la buena vida es el resultado de vivir de manera íntegra, auténtica y auto-concordante, es conectarse con el núcleo vital de la persona y ponerlo al servicio de los demás. Cuando el enfoque hedónico se centra en cómo la gente se siente, el planteamiento eudemónico se centra en el crecimiento y desarrollo del individuo; lo que hace, cómo actúa, y las decisiones que toma (Keyes y Anás, 2009).

Para aclarar la diferencia entre una actividad hedónica de una eudemónica, doy el ejemplo de que no es lo mismo comer un chocolate (hedonismo, sentirse bien) que ir a comprarlo y regalarlo a un niño de escasos recursos económicos (eudaimonia, funcionar bien y hacer el bien). Las dos actividades son importantes, abonan a la felicidad de la persona, pero de diferente manera. La primera, al poco tiempo de haber terminado el estímulo, consumir el chocolate en este caso, las emociones y los sentimientos de disfrute se desaparecen. En cuanto a la segunda actividad, las emociones y la experiencia sigue alimentando al individuo, su autoestima, sus necesidades psicológicas y su motivación intrínseca, a pesar de la desaparición del estímulo o la experiencia. Si estás pensando en este momento, cómo combinar los dos enfoques en una actividad, la respuesta sería la verdadera buena vida. En mi caso por ejemplo, tomar café (hedonismo) en compañía de seres queridos (eudemonismo), disfruto del café y de la compañía y, al mismo tiempo se construye entre nosotros.

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Tiempo afuera:
Piensa en tus actividades diarias, semanales y mensuales… ¿Qué decisiones tomarías para aumentar la carga hedónica y/o la eudaimónica en las mismas? Ha habido varias contribuciones importantes en las ambas escuelas, la hedónica y la eudemónica; por una parte, cabe mencionar algunas teorías y conceptos de la escuela hedónica; como el concepto del bienestar subjetivo (Ed Diener, 2000) o la propuesta de losada y Fredrickson, que consiste en que el individuo florece a partir de una relación 3:1 emociones positivas a negativas. Por otra parte, se han construido varios modelos y teorías con un enfoque eudemónico; desde la teoría del óptimo funcionamiento (Roger,1961), la teoría de la auto-actualización (Maslow, 1968), teoría de la autodeterminación (Ryan & Deci, 2000), todas tienen en común que la buena vida es resultado del crecimiento humano, la integridad, la autonomía, el sentido de competencia y maestría, la pertenencia social y de tener propósito y sentido de dirección.
Mientras que la investigación tradicional se ha centrado habitualmente en uno de los enfoques ya sea hedónico o eudaimónico recientemente ha habido un mayor reconocimiento de que tanto el sentirse bien como el funcionar bien y hacer el bien, son elementos importantes y esenciales para la buena vida. Por lo tanto, las definiciones recientes del florecimiento humano, combinan elementos hedónicos como eudemónicos. Martin Seligman (2011) propone en su nuevo modelo científico PERMA cinco elementos, los cuales forman el acrónimo PERMA en inglés: Positive emotion (emoción positiva), Engagement (involucramiento),
Relationships (relaciones), Meaning and purpose (sentido y propósito) y Accomplishment (logros y competencia).

La Educación Positiva
La educación positiva tanto para los alumnos como para el staff, define al florecimiento como el sentirse bien, funcionar bien y hacer el bien. Sentirse bien es coherente con los enfoques hedónicos para el bienestar e incluye una amplia gama de emociones y experiencias como sentirse contento por su pasado, satisfecho del presente y esperanzado para el futuro. Sentirse bien, incluye la fuerza y la resistencia para hacer frente a las emociones negativas y las adversidades de una manera sana y generativa. Funcionar bien está alineado con la conceptualización eudemónica del bienestar, por un lado se centra en fomentar la autenticidad y la congruencia, en conectar a los estudiantes con su núcleo vital y con su esencia (ej. un cocinero que le apasiona lo que hace, se conecta con una parte de su núcleo de fortalezas de carácter, habilidades, gustos y valores a la hora cocinar). Por otro lado se centra en enseñar y cultivar las fortalezas de carácter, habilidades y conocimientos con el fin de ayudarles a prosperar en la vida.
Hacer el bien, es poner el núcleo vital de uno al servicio de los demás; retomando el ejemplo del cocinero, tiene más sentido y es considerablemente más gratificante cocinar y luego compartir los platos con los demás, que cocinar y comer solo sin ofrecer los frutos de la esencia de este cocinero. De manera similar, hacer el bien consiste en fomentar los comportamientos prosociales, desarrollar la voluntad y la pasión para ello.

¿Por qué cultivar el florecimiento?
La labor de la educación en la casa, las escuelas y universidades, son uno de los campos de acción más eficaces para el desarrollo de los individuos (Gilman, Huebner, y Furlong,2009). La escuela es donde se forman una gran variedad de relaciones, donde se experimenta una gama amplia de emociones, donde diferentes ideas y perspectivas son exploradas, es el laboratorio donde probamos nuestros recursos y capacidades.
Por otro lado, la tasa de problemas de salud mental, especialmente la depresión y la ansiedad, está creciendo de manera alarmante y cada vez ataca a individuos de temprana edad, es triste saber que existen niños con depresión clínica a la edad de 6 años… se estima que el 49% de los estudiantes experimentan una depresión, al menos una vez durante los primeros 22 años de su vida, a tal grado de no funcionar. Además de la salud mental, cultivar el florecimiento dentro de las escuelas, ayuda a los estudiantes a desarrollar buenos hábitos para la salud física.

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Una suposición común es que un enfoque en el bienestar dentro de la educación roba tiempo y recursos de las actividades académicas. Sin embargo, existen evidencias empíricas que los estudiantes que prosperan y florecen, demuestran un alto desempeño educativo (Seligman, 2011). Otra evidencia científica consiste en que las emociones positivas se asocian con el pensamiento amplio, creativo y con óptimos niveles de atención y de productividad, mientras que las emociones negativas estrecha nuestro campo de pensamiento y de atención (Fredrickson, 2001; Fredrickson y Branigan, 2005).
En un estudio de 397 adolescentes, Howell (2009) encontró que los estudiantes con mayor satisfacción de vida y con un nivel de florecimiento alto, logran grados superiores, mayor autocontrol y la menor dilación que los estudiantes con poca satisfacción de vida. En general, dedicando tiempo y recursos para la promoción de una educación positiva en las escuelas prepara a los estudiantes para prosperar en el aspecto psicológico, físico, social y académico.

¿Cómo cultivarlo?
El Modelo de Educación Positiva es un marco que fomenta el florecimiento de los alumnos como el del staff y, consta de seis dominios centrales para ello PERMA-H, donde la H proviene de health (salud). El dominio de las emociones positivas (P) se centra en la importancia de ayudar a los estudiantes a retomar, anticipar, prolongar, inspirar y vivir experiencias abundantes de emociones positivas, así como para responder a las emociones negativas de una manera saludable y generativa. El dominio del involucramiento y del compromiso (E) se centra en ayudar a los estudiantes a vivir una vida con mente abierta a explorar con curiosidad, y una vida en la que se encuentran absortos con aquello que les apasiona. El dominio de los logros (A) tiene como objetivo desarrollar el potencial inherente del individuo a través de establecer metas autoconcordantes, la perseverancia y de la autodisciplina, para progresar y lograr resultados significativos extrínsecos (recursos económicos) y sobre todo intrínsecos (necesidades y recursos psicológicos). El dominio del propósito y sentido vital (M) implica entender, creer en, y sentirse parte de algo más grande que uno mismo y participar deliberadamente en actividades eudemónicas, aquellas que nacen de la conexión con el núcleo vital de uno mismo y ponerlo al servicio de los demás. El dominio relaciones generativas (R) reconoce la importancia de la  conectividad y las relaciones prósperas y prioriza ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades sociales y emocionales que nutren las relaciones con uno mismo y con los demás. El sexto dominio es la salud (H), se centra en ayudar a los estudiantes a desarrollar hábitos sostenibles para óptimos niveles de salud física y psicológica que se desarrollan a partir de una base sólida de conocimiento y práctica, tales como técnicas de resiliencia, la alimentación saludable, el ejercicio físico, la conciencia plena y la sexualidad sana.

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Todo el modelo se basa en cultivar las fortalezas de carácter, las habilidades, las formas de pensar y los comportamientos, sobretodo se enfoca en la firma de fortalezas de carácter de cada individuo, aquellas que nacen de forma natural y que permiten óptimos niveles de bienestar, energía y de rendimiento. (Ejemplos de fortalezas de carácter: Creatividad, humor, perseverancia, amabilidad, vitalidad, honestidad, por mencionar algunas).
Cada uno cuenta con una combinación y firma de fortalezas de carácter, aquellas que le distingue de las demás personas y le hace único, le ayudan a florecer y rendir al máximo (Wood, Linley, Maltby, Kashdan, y Hurling, 2011). Además de experimentar y vivir la firma de fortalezas es satisfactorio por sí, tiene importantes beneficios para el bienestar y contribuye al éxito en dominios importantes (PERMA-H) de la vida (Peterson y Seligman,2004). Por lo tanto, mientras que la enseñanza de habilidades académicas y conocimientos es importante, el objetivo tradicional de la educación, también es valioso ayudar a los estudiantes a poner los valores en acción y a desarrollar las fortalezas de personalidad para que puedan hacer contribuciones de alto impacto en sus vidas y en la sociedad (Park & Peterson, 2006a). No cabe duda que la mejor manera de cultivar PERMA-H es mediante trabajar en las fortalezas de carácter, de manera explícita en el aula y prácticas implícitas integradas en toda su vida educativa tanto en la casa como en la escuela o la universidad. Cada dominio cuenta con una secuencia de aprendizaje.

(1) Las habilidades y los conocimientos derivados de la base científica del dominio; (2) actividades positivas explícitas que ayudan a los estudiantes a explorar y aplicar los conceptos valorados; (3) las prácticas positivas que se implementan de manera implícita en el sistema educativo; y (4) estrategias de evaluación que ayudan a determinar el avance. Por ejemplo, la amabilidad, es una de las 24 fortalezas de carácter que alimenta principalmente el sentido de vida y la calidad de las relaciones (la M y R de PERMA-H), se apoya con la misma consecuencia de aprendizaje: (1) El conocimiento científico y la enseñanza de habilidades como la escucha empática, la compasión y el altruismo; (2) alentar a los estudiantes a hacer actos de generosidad y contribuir en la sociedad; (3) el aprendizaje se apoya implícitamente a través de prácticas de empatía, compasión y de altruismo que ven y viven en sus vidas diarias. (4) los resultados son evaluados a través de medidas validadas como la escala de compasión (Sprecher, S. & Fehr, B. 2005). Finalmente, cabe destacar que no existe una receta única para todos los sistemas educativos, ya que depende del contexto, el país, la cultura, las necesidades y de las fortalezas de cada sistema; en mi experiencia, el modelo de educación positiva que he implementado en varias escuelas y organizaciones en los Emiratos Árabes Unidos, se diferencia de aquellos que he implementado en España o en los Estados Unidos Mexicanos, sin embargo todos apuntan hacia el mismo objetivo; el florecimientos y la prosperidad del ser humano.

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