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Cómo Influyes en Tus Hijos

Posted by Susana on abril 18, 2020
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“Tú debes ser el cambio que deseas ver en el mundo”
Mahatma Gandhi
Dr. Mohanad Al Madi · Consultor educativo y empresarial · [email protected]

Laith es un amigo a quien conozco desde la infancia. Cuando éramos niños, su padre constantemente le corregía en la mesa diciendo palabras como: “¡¿Porque así Laith?!, ¿cuándo vas a aprender a usar ese tenedor correctamente? O, “¡Laith!, deja de jugar con la comida y traga tu comida.” Laith y yo a menudo hablamos de lo hiriente que eran las críticas hacia él.
Juró que nunca trataría a sus hijos de esa manera. 17 años después, precisamente hace tres meses en Dubái, fui a cenar con mi amigo Laith a su casa actual con su esposa y dos hijos.

Durante la cena, me sorprendió escuchar el mismo tono de voz que había escuchado de su padre, salir de la boca de Laith hacia uno de sus hijos. “, ¡Khaled!, por el amor de Dios, ¿cuántas veces te he dicho cómo usar el tenedor y el cuchillo correctamente?” Y otra vez “, ¡Khaled!, ¡¿Cuándo vas a aprender a decir por favor y gracias a tu madre cuando te pasa la sal?!” ¿Conoces a alguien a quien desearías cambiar o mejorar un hábito o comportamiento? ¡Bien! Estoy de acuerdo, sin embargo, ¿por qué no empezar por ti mismo? Desde un punto de vista puramente práctico, eso es mucho más fácil y provechoso que tratar de mejorar o cambiar a los demás. Y definitivamente, mucho menos peligroso.

Con frecuencia los padres se sienten tentados de supervisar y criticar a sus hijos con la intención de cambiarlos. Quizá esperas que te diga: “no lo hagas”, más no lo diré. Solo te voy a invitar a que leas este pequeño artículo antes de irte a tu casa con tus hijos el
día de hoy.
A menudo los padres piensan que el amor, la buena comunicación, pasar un tiempo de calidad y disciplinar a los hijos, forman la clave para su buen desarrollo y es muy cierto. Sin embargo, y más fundamental para su óptima formación, es lo que somos como personas frente a ellos. Este artículo te ayudará a tomar mayor conciencia de las principales rutas de transmisión de creencias y comportamientos e influencia, de padres a hijos.
Como padres tenemos una mezcla de cualidades en nuestras propias personalidades que heredamos de nuestros progenitores, o bien las adquirimos de nuestras interacciones sociales con otras personas y a través de nuestras experiencias personales en la vida. Es un patrón universal inevitable y de doble filo; puede nutrir a la formación del niño o bien, puede intoxicarla.
Por dicha razón, es de vital importancia elevar nuestra autoconciencia y saber quiénes. Existen seis rutas principales en que la personalidad de un padre moldea el carácter de su hijo. En todos ellos, el niño pierde una parte genuina de su identidad original:

LAS CARENCIAS

Cuando a un niño pequeño le faltan algunas necesidades biológicas básicas, como la estrecha unión con su madre, la falta de paternidad, el abandono, la excesiva rigidez en la educación, por mencionar algunas, sufrirán sentimientos de vacío interior. Este es un terreno fértil para el desarrollo de trastornos de alimentación, abuso de drogas, la obsesión con la sexualidad o el mal comportamiento como intento para llenar el vacío con amor y aprobación de los demás. Todos hemos sufrido varias pérdidas en nuestras vidas; sin embargo, las grandes pérdidas dejan un hueco dentro de los niños, difícil de llenar. En dichos casos, se recomienda cuidar el aspecto social del niño, rodeándolo con gente que pueda aportar en vez de quitar.

LA REACCIÓN:

Es un comportamiento totalmente opuesto a la conducta de los padres. Se ve a menudo en los adolescentes, sin embargo, los rasgos
pueden durar toda la vida. Por ejemplo, un padre estrictamente religioso, sus hijos pueden tomar una postura contraria y negarse a ir al templo. O que los padres pueden ser excesivamente limpios y el niño se opone a los padres al convertirse en una persona descuidada en su trabajo y su vida en general. La reacción es un intento de encontrar el propio sentido de la identidad, adoptando una conducta contraria a la de los padres con el fin de no ser como ellos.

LA IDENTIFICACIÓN:

Es más fundamental que la imitación, no se trate sólo de replicar el comportamiento de los padres, sino compartir sus perspectivas, reacciones y actitudes hacia la vida, así el niño se siente idéntico a su padre -la figura del héroe que tiene en su mente-. Por ejemplo, papás muy conservadores, vestidos a la manera tradicional, y creen en que los hijos deben de servir en la milicia. Su hija quien se formó en esa casa, compartiendo la misma percepción del mundo, buscará inconscientemente casarse con un hombre, exactamente como su padre en su forma de ser y ver el mundo. La hija se identificó con las creencias y patrones mentales que constituyeron la cultura de su familia, es muy probable que haya perdido una gran parte de lo que ella realmente es, y que puede ser muy diferente a sus padres.

EjemploLA IMITACIÓN:

A menudo imitamos a nuestros padres en la forma en que educamos a nuestros hijos sin darnos cuenta. ¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir: “Estoy sorprendido de que estoy actuando como mi madre; las palabras que salen de mi boca hacia mi hija, son exactamente las mismas que mi madre me decía cuando era niño.”?, así como el claro ejemplo de mi amigo Laith. Los niños adoptan actitudes y emociones que existen en sus padres sin darse cuenta de que lo están haciendo. Una hija viendo a su madre enfrente del espejo con cara de cuestionamiento, “¿me veo gorda?”, comenzará a imitar este comportamiento autocrítico; ella
también se va a poner enfrente del espejo consolidando sus inseguridades. El hijo de un padre frustrado imita el comportamiento agresivo de su padre, mientras juega con sus compañeros. Por otra parte, y afortunadamente, los hijos imitan la conducta positiva, la autoestima y la seguridad de sus padres, un niño que ve a su padre ayudando y siendo amable con la gente, va a desarrollar una actitud similar hacia los demás.

LA PROYECCIÓN
Ocurre cuando los propios pensamientos subjetivos e imprecisos se atribuyen a otras personas. Si un padre se refiere a una de sus dos hijas: “¡tan hermosa eres!” y a la otra “¡tan inteligente eres!”, la niña “inteligente” puede creer que ella es fea, a pesar de que esto puede estar muy lejos de la verdad. Por el contrario, la hija “hermosa” se puede sentir tonta. Un padre que no está involucrado en la vida cotidiana de sus hijos, porque tiene que trabajar dos turnos para poder cubrir los gastos de la casa (y por amor a su familia), puede tener hijos que se imaginan que su padre no los quiere porque nunca está en la casa, crecerán sintiéndose no amados a pesar de que esto no es cierto. Los niños suelen hacer falsas suposiciones acerca de sí mismos e interpretaciones inexactas sobre sus vidas como respuesta a las declaraciones o conductas de sus padres, Esta tendencia es inevitable y sólo puede ser descubierta y adecuadamente resuelta a través de una comunicación abierta y empática.

EL APEGO

Durante mis estudios en España, un compañero mío de la universidad, me reclamaba que su madre le llamaba a diario para decirle cómo vestirse y qué hacer con su día. El apego tóxico y la dependencia, hizo que su hijo desconfiara de sus propias opiniones y
sentimientos, lo cual afectó su vida en el aspecto personal, interpersonal y sobretodo el profesional. El apego es un comportamiento
meramente dependiente y es biológicamente necesario para un bebé o un niño pequeño. Sin embargo, si los padres son incapaces de soltar al niño y parar de interferir con su maduración, sin duda se atrofiará su capacidad de autosuficiencia. El niño se convertirá en una persona insegura y con baja autoestima, desconfiado de sus propios recursos internos para interactuar con el mundo exterior. Los padres seguros, por otro lado, saben cuándo deben de soltar y cuándo no.

Para ver lo que transmites a tu hijo, toma un momento para hacer este ejercicio de visualización: piensa en lo que apruebas de ti mismo y en lo que no. Escríbelos en una hoja, lo que te parece indeseable en tu carácter, trátalo antes de que sea tarde. Y lo que apruebas, abúndalo en tu vida.
Ahora que te vas con tus hijos, te invito a que rompas la parte de las 6 rutas principales y cuelgalos en una parte visible en tu casa. Y más importante, considéralos seriamente en tu vida diaria.
Finalmente concluyo con una frase que suelo decir en mis talleres: “tú puedes cambiar a la gente, cambiándote primero a ti mismo”.

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